lunes, 22 de octubre de 2007

El Solitario debate de Chile21


EL LADO OSCURO DE LA E.G.B.
La columna de Natalia Figueroa


ESA GUERRA NO ES NUESTRA GUERRA

¿Conciliación o Separación?

El Sordo debate de Chileveintiuno


[No sólo los de derecha están momificados]



El pasado sábado le pregunté a la directora de la escuela bicentenario de Chileveintiuno, Tatiana Hernández, por la posibilidad de invitar a nuestros convites de la E.G.B. a algún dotado aliancista, con el objetivo de que nosotros pudiésemos contrastar opiniones. Sin embargo, ella se mostró rotunda: por nada transaría con ninguno de ese bloque. Reconoció conocer a ciertos “bacanes” de derecha, pero la sola posibilidad de llegar ella a invitarlos quedaba descartada. Recordó que esta escuela es sólo para izquierdistas, lo que no sólo me hizo pensar que en mi postulación sí explicité mis tendencias de derecha, sino también recordar las palabras del sitio web de chileveintiuno que, en relación a sus objetivos, señala “Se trata de incrementar el capital de ideas y realizaciones ya adquiridos con los desafíos de las caras nuevas”. Por otra parte, en su discurso, que destacó por una utilización abusiva y no funcional de la palabra progresismo, dictaminó que “sólo alguien de izquierda puede ser progresista”.

Después todo se puso asustoso, así que mejor tiré para la calle en silencio.

Pero el terror crepuscular de aquel sábado de provincia no acabaría allí. Pasos más adelante el sino me tenía preparado otro episodio fatídico: el gratuito sermón de otra chileveintiunañera, que luego de respaldar la posición de Tatiana Hernández, llamóme incoherente, resentida, y poco original. Cuestiones parecidas ya me habían dicho en este foro. Lo que sí llamó mi atención fue que dicha persona hiciera hincapié en la necesidad de definición precisa y cerrada: o se era de izquierda, o se era de derecha, y si se era de un bloque, el hecho de querer establecer puentes de comunicación y conciliación entre un bando y otro resultaba simplemente ¡incoherente! El panorama era cien por cien desfavorable para mi, pobre entusiasta, así que, nuevamente en silencio, debí tirar para la calle de enfrente hacia un improvisado rumbo ajedrecístico.

Quien pudo comprender el panorama presentado por David Easton en su análisis sistémico, habrá notado que los outputs refieren a soluciones que no son permanentes, sino transitorias, pues las necesidades de la sociedad van cambiando. Es importante tener esto presente, pues hoy el panorama es distinto y por ende, requiere de soluciones diferentes. Los generacionalmente mayores que están en política, salvo excepciones, ya no representan ni entienden las necesidades e ideología de las generaciones jóvenes, las mismas que en el futuro harán política. Puesto que en parte seremos nosotros los convocados a ello, nuestras actuales movidas habrán de ser meditadas, responsables, críticas. Es necesario aceptar que tanto en la derecha como en la izquierda chilena las cuestiones están más que viciadas y los discursos –de haberlos-, petrificados y estandarizados. En mis anteriores intervenciones he tratado llamar la atención sobre este aspecto ideológico que lleva a que en la actualidad ningún partido político cuente con un proyecto país-sólido. En parte, esto es comprensible, pues todo cambio sustancial profundo requiere del voto de la respectiva contraparte política. Se hace urgente abolir férreas instituciones que no hacen sino retardar la llegada definitiva de la democracia a Chile: me refiero principalmente al sistema binominal, que no nos asegura representatividad, y a la centralización que, como regionales, retarda nuestras gestiones. Asimismo, nuestro sistema educativo es horrendo. Yo no metería a mis hijos ni a una escuela pública –por la mala educación impartida- ni a una privada –por el arrivismo que practican y que yo misma vivencié. Tenemos hondos problemas culturales cuya solución institucional –o no- se peleará en el Congreso. Pero, debido a los altos quórums que establece nuestra Constitución Política para modificar cualquiera de estos factores importantes, hoy se hace necesario que, mirando hacia nuestro futuro, asumamos políticas que nos concilien con las juventudes de derecha –los futuros políticos aliancitas-; juventudes que no tienen porqué ser piñeristas ni pinochetistas ni lavinistas ni empresarias –yo no soy ninguna de éstas-, juventudes que no tienen porqué caer mal de antemano y que sí tienen conciencia social porque, como he tratado de decir en mis “pelas de cables” pasadas, ser liberal no quiere decir ser antisocialista, así como ser socialista no quiere decir ser antiliberal. A estas combinaciones que pueden sonar extravagantes, se les llama hoy en día progresistas, pero no son mezclas nuevas, ni mucho menos.

Abrir estos canales significa abrir vías de comunicación y, por el aspecto lingüístico inherente, requieren repensar nuestras frases estandarizadas y discursos vacíos y/o extemporáneos. De parte de las dos ramas de nuestra política, es necesario preguntarse qué cuestiones son las que motivan las disyunciones pues, de lo contrario, la discusión se vulgariza y el prejuicio –que va de la mano con las reacciones hostiles, sordas y emocionales- hace mella acá. Para los no tan jóvenes, estos canales de comunicación están cerrados, y esta cerrazón no admite aperturas ni excepciones, “no se tranza” –ejemplificativo de ello es la actitud de la señora o señorita Tatiana Hernández, que, de comprender esta cuestión, podría hacer de Chile21 un espacio realmente enriquecedor. Con todo, no me sorprende tanto el hecho de que las generaciones anteriores persistan en sus posturas más emocionales que contundentes o que, peor aún, quieran hacer de nosotros individuos con las mismas trabas y resquemores de ellos. Más me preocupa que jóvenes de nuestra edad insistan en estas posturas, pues ello aparece ante mí no sólo como un gesto irreflexivo y separatista, sino bien poco inteligente. No hay razón para seguir un camino que ya no nos representa y que más encima no sirve de nada si queremos conseguir el quórum y el consenso para cambiar los problemas gruesos de nuestro sistema, es decir, las cuestiones de fondo más que sus paliativos momentáneos. Poner al país por sobre las divisiones políticas. Si ustedes como juventudes de izquierda no están dispuestos a abrir canales pronto hacia las juventudes de derecha, en el futuro nos encontraremos igual de petrificados que ahora.

Más identificada con una derecha teórica que real (pues el panorama de la derecha chilena actual no es para nada alentador), he llegado a Chileveintiuno dispuesta a discutir estas cuestiones. Afortunadamente, una vez que he conocido a cierta gente de la juventud del PPD, me he dado cuenta que, en este sentido, no todo está perdido en la izquierda chilena. Sin temor de ser tachada de poco original, quisiera citar aquí las palabras de A. Bugueño, que en su última intervención, y con tono nigromante, ha dicho: “Creo que llegó la hora del recambio, donde somos ahora los jóvenes, libres aún de esa maquinación política, los que podemos marcar la diferencia”.

2 comentarios:

Freddy dijo...

Lo central de este foro es entregar nuestra opinión sobre el país y la contigencia política, poco me importan tus discusiones con otras personas (eso dejemoslo para la farandula) ni tu opinión sobre la escuela.
La teoría aqui parece ser todos juntos como hermanos, que todos queremos un país mejor, sin embargo todavía nose cuales son tus propuestas, sólo la crítica fácil y burda es lo que sale de tu teclado.
Cabe señalar que este es un espacio en donde se busca fortalecer liderazgos progresistas, el debate con nuestros pares de la derecha vendrá en otro espacio, esta escuela es para gente con pensamiento de izquierda, eso esta claro y nadie lo esconde, por tanto otra persona que no tenga esos valores lo más probable es que se sienta extraña, como tú te has sentido, pero no es culpa tuya ni nuestra, es así por que es lo más lógico, yo si fuera a una escuela conservadora o de derecha me sentiría igual, así que tranquila.
Freddy

Freddy dijo...
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