domingo, 29 de julio de 2007

Bachelet y la Comunidad Andina de Naciones

"Chile vuelve de donde nunca debió haberse ido, [...]significa el reencuentro de mi país con uno de los procesos de integración más importantes de América Latina y porque permite acercarnos a nuestros países y pueblos ", fueron las emotivas palabras con las que la Presidenta Michelle Bachelet saludó el retorno de Chile a la Comunidad Andina de Naciones (CAN), en Tarija, Bolivia, esta vez como país asociado, lo que significa, con derecho a voz pero no a voto, en contraste con los países miembros, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú.
En realidad sería bueno ver el sentido real de tales palabras, puesto que, si bien Chile fue parte de la CAN, desde su creación hasta mediados de los setenta, su desvinculación de la CAN calza con un período especialmente auspicioso para el país, fuerte desarrollo económico e inserción comercial a nivel mundial. Lo que concuerda con el modelo neoliberal que se estaba implantando en Chile por el régimen militar, incompatible con el modelo propuesto por la CAN. Ya que, estos últimos abogaban por el proteccionismo asociado a la muchas veces ineficiente idea de la industrialización por sustitución de importaciones y Chile buscaba abrirse al mercado internacional, lográndolo con creces a partir de la vuelta a la democracia en 1990, llegando a su máximo esplendor durante el gobierno del Presidente Ricardo Lagos y la firma de importantes tratados de libre comercio con países tan importantes, económicamente hablando, como Estados Unidos, la Unión Europea y China. Alcanzando así, una relación comercial con mas del 90% del PIB mundial.

Entonces, vemos que Chile al salir de la CAN en su momento, se benefició del mercado mundial, mientras que los países pertenecientes a la CAN permanecieron con un sistema que los llevó a la llamada “década perdida” de los 80. Donde el único intento de integración logrado por los países miembros fue el de abrir fronteras entre ellos para ampliar un poco sus mercados. Sin embargo, mientras la región se quedaba atrás, Chile fue mucho más allá, creando redes y lazos con distintos países que le han permitido tener el lugar en el que se encuentra hoy en día, pero, se ha quedado bastante ajeno a la realidad regional. Sin comprender, hasta ahora, que su fuerte posición en lo económico, con respecto a la media regional, le permite presentarse como la principal “plataforma” del mundo para América Latina. El problema aparece cuando nos damos cuenta de que las relaciones con los países vecinos no son las mejores, y que por lo tanto, no podemos ser “plataforma” para nadie.

Por lo tanto, las palabras de la Presidenta Bachelet podrían considerarse más que como una realidad, como una metáfora del Chile que se alejó de su región para llegar más alto, pero que ha sido capaz de entender que sin el apoyo de la región, su futuro se ve bastante incierto. Debemos potenciar la “plataforma”, no solo como beneficio propio, si no que desde una mirada mas regionalista, en la que el desarrollo logrado por Chile sea un referente para el actuar de la región, y que mejor manera que reintegrándonos a la Comunidad Andina de Naciones, como un primer paso para la integración real.


Referencia
- Jaime Acosta Puertas, La desintegración Andina, en Revista Foreign Affairs en español, 2006.
- Bachelet y la CAN: "Chile vuelve de donde nunca debió haberse ido", disponible en http://www.emol.com/, del día 14 de junio de 2007

Francisco Garay Sepúlveda
Ingeniero Comercial
Master en Economía y Políticas Públicas (c)
Universidad Adolfo Ibáñez

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