lunes, 30 de julio de 2007

La política de lo técnico.

Una preocupación fundamental de todos los Estados de Derecho, como concepto, es poder a través del Derecho controlar el poder público; consecuencias de esto, es poder garantizar las libertades de los ciudadanos. En este sentido, lo que el Estado no podrá hacer, son actuaciones que vayan contra los derechos fundamentales y contra los límites legales aplicados a su actividades. Por tanto, el marco donde el Estado desarrollará sus actividades no puede vulnerar la ley en sentido amplísimo. El Estado, sin dar un concepto, se divide en poderes, competencias o funciones; que tipicamente son tres, ejecutivo, legislativo y judicial; en el Estado cada una de estas funciones cuenta con particularidades propias y cada una de estas funciones se radican en instituciones que preferentemente las ejercen, sin ejercerlas exclusiva y excluyentemente. Por ejemplo, el Congreso, si bien depositario por excelencia de la función legislativa, ejerce funciones ejecutivas y judiciales, dependiendo de ciertos eventos. Antes de abordar el tema de fondo, ahora podemos empezar a responder una primera pregunta,


¿Donde insertamos la política en un Estado de Derecho?


Dentro del Estado, cada institución depositaria de las funciones clásicas del Estado de Derecho, cuenta con un naturaleza y un funcionamiento muy diferente; los tribunales de justicia, tiene su ethos directamente desde el Derecho, la administración pública se personifica juridicamente como ejecutor de políticas públicas, y el congreso será la voz del pueblo en el Estado. Por tanto tenemos 3 instituciones que canalizan 3 voces, la voz del Derecho, la voz del Gobierno, la voz del Pueblo. Sin embargo, estas 3 voces en un Estado de Derecho no son autocráticas unas a otras, todas están supeditadas a lo que dice la ley y la constitución; y en este punto de vista, lo que dice la voz del pueblo que crea las leyes, será la condición fundamental en donde las otras dos voces puedan moverse adecuadamante.


La Política, entendida como conciliación de intereses diversos, juega un papel crucial, ya que el foro político por excelencia, el congreso, es la institución encargada de generar la base del Estado de Derecho, las leyes. De la conciliación de intereses diversos, podemos tener leyes, que condicionarán el funcionamiento de los jueces y que facultarán a la administración para realizar políticas públicas. En la administración, no cabe el lugar para la conciliación de intereses, ya que es esencialemente una organización técnica, profesional y jerarquizada; sin embargo, muchas veces, la condición de funcionamiento de la administración pase por una ley que el gobierno está dispuesto a negociar; y es por eso que no es raro ver a nuestro Presidente o a nuestros Ministros “conciliando intereses”, esto es un ejercicio normal en la medida que las negociaciones sean públicas (intereses y ofertas), y no pasen a llevar al Congreso como institución última de discusión.


La política está presente en el nucleo del funcionamiento del Estado, y en general se podrá llegar a cualquier acuerdo que no vaya en contra de la ley (que el mismo parlamento crea generalmente) y sobre todo, no puede ir contra la Constitución.


Desde acá nos encontramos con el real problema de la política y la técnica;



¿Hasta donde puede decidir la Política y hasta donde la técnica como verdad única tiene preeminencia?

¿Podemos derogar la ley de gravedad? ¿Podemos legislar sobre las horas del día? ¿Un juez puede declarar la existencia de Dios?.


Es evidente que, la conciliación de intereses en el Congreso, que serán leyes no pueden afectar verdads únicas comprobadas científicamente. En este sentido, la ciencia genera hechos y procesos que dificilmente una opinión política pueda cambiar; pensar lo contrario sería arcáico y oscurantista (aunque tristemente en un fallo judicial un juez si declaró la existencia de Dios...). La verdades son descubiertas por la ciencia, y en general, nadie razonable cuetionaria estas verdades con argumento extra-científicos. La técnica en general, serán formas de aplicar conocimientos científicos o formas refinadas de lograr algún fin.


En el campo de lo técnico, tenemos roces con lo político. Como advertencia preliminar, tenemos que entender que el Derecho en si, requiere una técnica para ser aplicado, y que en general el derecho tiene su técnica y lógica propia al ser aplicado; como ejemplo en sentido muy estricito, no se podrían asignar derechos a animales, ya que en sentido técnico jurídico, no son sujetos de derechos válidos. Esto no niega la posibilidad de una evolución, pero en nuestro estado actual de la técnica jurídica, esto no es válido.


Si nosotros tenemos un problema con una fuga de gas, no le pediré a la comunidad toda que me de su opinión y conciliemos intereses sobre la forma de arreglar el tubo, no por el eventual tiempo que pueda perder con el riesgo de morir afixiado; sino porque se que un técnico tiene el conocomiento necesario para arreglarlo. En ese sentido muchos problemas públicos, bien ejecutados o mal ejecutados (como la Norma de Televisión Digital, decisiónes de regulación económica, etc.) no son objetos de discusión.


Hasta acá podemos tolerar a los tecnócratas, sin embargo mucho de los feudos propios de la deliberación han sido reemplazados por decisiones rápidas; ¿Acaso estamos pensando que educación queremos como pais? ¿Pensamos los métodos anticonceptivos que queremos?; en este último caso, en vez de dialogar la solución en lo político, la alianza por chile principalmente se ha valido del Derecho para imponer su decisión; en vez de negociar es siempre más facil imponer un derecho.


¿Qué se habla cuando se decide un sistema previsional? La respuesta son cífras, y lenguaje económico, por tanto la opción correcta no será lo que como comunidad queremos, si no lo eficiente; pero no es que debemos preferir lo ineficiente, buscar minimiza recursos públicos es tan loable como ser probo y transparente; a lo que me quiero referir con lo eficiente, es que entre más de opciones igualmente eficientes, el grupo de técnicos proponga una de aquellas opciones como la más eficiente, por tanto lo que realiza es verdaderamente una decisión política, sin deliberación, encubierta con técnica. Un ejemplo claro es, al elegir un sistema educativo estatal o privado, técnicamente se esgrima que lo privado es más eficiente por tanto es lo que hay que preferir y todos los actores tomen eso como verdad, y lo tomen como una verdad tan fuerte que su propia opción política no es relevante para el fin, otro ejemplo, es pensar que un régimen de libre mercado sea lo mejor para el país porque es una verdad económica; y eso esté tan arraigado que la opción política por equidad en el mercado no pueda prevalecer a esta verdad.


Entonces tenemos dos fenómenos, la petrificación de lo político por culpa del derecho, que tipicamente se vale de lo dicho por la Constitución, para impedir el debate, tipicamente; pildora del dia después. Acá tenemos un escenario terrible para la democracia, y es que los jueces, deciden por todo el pueblo.


Y el reemplazo de lo deliberativo por lo más eficiente, como por ejemplo, preferir desde lo técnico un sistema privado antes que uno público; sin deternerse y pensar que lo público también puede ser exitoso.


¿El retroceso de lo político?


Uno no puede negar que la ciencia y la tecnología avanzan, sin embargo los espacios propios de lo que queremos como pais, lo que queremos decidir como comunidad en el funcionamiento de todo el Estado nunca puede desplazarse por verdades únicas; no existen verdades únicas en una sociedad que cambia. No podría en esta columna dar soluciones a este “fenómeno”, ni creo que podría darlas, sin embargo, es importante estar alerta de que no todo lo que brilla en un libro es una verdad, y que lo primero en decidir situaciones en un contexto político, son los intereses representados cuando sean compatibles con el Estado de Derecho.



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