sábado, 9 de junio de 2007

El “progresismo” como parte de la ideología gubernamental


Al comprender cada uno de los mensajes, es fácil dilucidar la complejidad del mensaje simplista de cada publicación, donde por ejemplo la transición a la democracia se ve como el mero paso de una dictadura a otra con ribetes sociales, una “democracia pactada” como dice Óscar Godoy en “La transición chilena a la democracia pactada”. Por tanto el sentido de lucha de esta sociedad sólo se ve reflejado en el traspaso de mando pero que en definitiva fue un trámite glorioso en términos políticos pero en términos constitucionales un fraude descarado, observando que “la elite cuando permite una participación lo hace siempre resguardando sus intereses fundamentando su opción con el acuerdo... ahora si la fuerza de las masas predomina su instrumento es la reforma...” (Óscar Godoy).

Hoy en día la constitucionalidad de la república es un término que nadie reconoce como institución aseguradora de bienestar, ¿Seguiremos en transición?, Claramente la(s) respuesta(s) nunca alcanza tal grado de compromiso como para tomar decisiones transversales, tal sería la implementación del plebiscito efectivo y generalizado, con relación a las políticas públicas con directa implicancia en lo social y dependiendo del estado, donde, Chile tendría definitivamente una parte de la tarea progresista cumplida con una “democracia completa”, no protegida ni pactada, ejerciendo su derecho natural.

Ahora, si bien es cierto, en la sociedad para enfrentar todo tipo de cambio y la institucionalidad para efectuarlos se requiere mucho en términos de ética política, por ende la primera etapa de cambio de mentalidad se remite a la memoria, bajo el concepto de memorias que expone Elizabeth Jelin en “ ¿De qué hablamos cuando hablamos de memorias? Memoria se refiere al conjunto de las mismas, abarcando “recuerdos y olvidos... silencios y gestos...”, entonces, la sociedad debe exigir respeto sobre todo con respecto a nuestra identidad socio-histórica que ha marcado inevitablemente el desarrollo de la política y lo social desde el paso de la dictadura militar a la democracia. Cuando involucramos obligadamente la ideología y/o su vigencia no podemos dejar de lado que, ésta se construye en base de la permanente investigación y confirmación empírica del por qué y para qué de su existencia (Elizabeth Jelin). Dicho esto ¿cómo mantener la ideología si no existe identidad?, La identidad y la memoria son inalienables en condición, ¿Acaso pretendemos como concertación seguir rememorando para gobernar?, Insisto en la negativa, el respeto al pasado y conocimiento cabal del mismo da cuenta de una real aceptación y evolución, indispensable para construir futuro y gobierno democrático desde una identidad histórica fuertemente influyente.




Cuando sabemos que el Estado se está rigiendo hoy con sistema de mercado y ya no sólo por la racionalidad política con relevancia,
Como dice Rodrigo Contreras en “Los principios del modelo neoconservador de gobernabilidad”, lo vemos claramente en las variables políticas tradicionales que hasta hace un tiempo las conformaban el estado, el sist. Político y los Ciudadanos y que hoy incluye al Mercado. Pero incluirlo como institución tradicional en la política es matar la raíz de nuestra ideología social-ista o de izquierda progresista incluso, simplemente ¡Es un atentado a la responsabilidad comunitaria!, Y es por eso que luchamos día a día, por mantener vigente nuestra ideología en la esperanza de la ciudadanía, por resguardar la institucionalidad para el beneficio social, no para hacer de este sistema una plataforma de mutación a futuras políticas neoliberales. Esto lo confirmamos al saber que la preponderancia del sector financiero por sobre el sector productivo es uno de los pilares fundamentales del neoliberalismo.

Los gobiernos progresistas de América Latina, para aplicar políticas relevantes en su territorio, utilizan el populismo, como lo afirman Yves Meny e Yves Surel cuando dicen que no hay política que no tenga algún matiz populista en “Peur le peuple, par le peuple”, el aumento de la identificación con la izquierda en Chile se debe a la pérdida de fuerza de la ideología de derecha desde antaño. Junto con esto se hace estrictamente necesario y urgente NO perder de vista los valores tradicionales de la izquierda como son la igualdad, la equidad y la participación más aún cuando gobernamos.

Por esto para recobrar en Chile una identidad de izquierda no debemos renunciar ni renegar de lo que nos entrega como principios nuestra ideología, pero tampoco debemos cerrarnos a la evolución constructiva, asumiendo así al “progresismo” como parte de la ideología gubernamental aplicada en lo social, cosa que en nuestro país tiene claros resultados al hablar por ejemplo del gasto social que en este último año ha aumentado ostensiblemente, del rol del Estado sobretodo en políticas públicas, y de cómo se desarrollan estos aspectos en el liderazgo de nuestra presidenta, reforzando la identificación y manteniendo la esperanza de un Chile más justo y solidario, promoviendo la inclusión y equidad, así también asegurando un desarrollo sustentable.

Daniela Vargas Castillo, EGB 2007, “Escuela política; Jóvenes Progresistas del Bicentenario”

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