sábado, 9 de junio de 2007

Los ciudadanos, más allá que sólo presentes para las elecciones…




Con cierta regularidad tenemos elecciones. En ese momento los partidos políticos generan sus mejores estrategias, para poder acaparar la mayoría en cuanto a votaciones.
Todo esto está inmerso en el marco al que llamamos “democracia”, el cual conlleva a su vez, la participación ciudadana (directamente necesaria para su subsistencia).
En este último punto considero que es necesario hacer hincapié, ya que es muy común que dentro de los mismos discursos dirigidos a la población es un elemento que siempre está presente. Es decir, se les plantea, o mejor dicho, se les pide que participen, pero ¿existen las vías que permitan un mayor incentivo ciudadano?.
Considero que, aún estamos lejos de consolidarnos en un ideal democrático, propiamente tal, ya que persisten flagelos, que de una u otra forma impiden un crecimiento gradual: la desigualdad y la discriminación. Estos elementos, a su vez, han generado un descontento generalizado de la gente, cosa que se demuestra en la baja participación, o más allá, en un descontento generalizado hacia la política.
Yendo de plano a la esfera del Chile actual, donde se puede apreciar una clara desigualdad y discriminación, son diversos factores los que han influido a que esta situación no varié del todo (a pesar que la última encuesta CASEN, ha demostrado que los índices de pobreza han disminuido considerablemente). En cuanto a estos factores, considero que el territorial, ha sido un factor clave.
En las regiones se puede presenciar una evidente falta de oportunidades. ¿Cuál es la razón de qué en Santiago viva aproximadamente la mitad de la población de nuestro país? ¿A qué se debe que las cifras de migración hacia la capital vayan en aumento? Sin duda, esto no es debido a que nuestras regiones sean importantes centros productivos.
Estas personas llegan a una ciudad clasista que no los acogerá con los mejores ojos, ciudad que los tratará despectivamente sobre todo si provioenen de los sectores más humildes y vulnerables. Todas las personas que llegan buscando mejores oportunidades, llegan a una capital agreste, se instalan en la periferia, trayendo consigo que la segregación social se mantenga, y a la vez, un descontento global con el sistema.
Chile ha mirado su desarrollo, fundamentalmente desde una perspectiva económica, ante lo cual se ha jactado se ser el “jaguar de Latinoamérica”, pero se ha olvidado que el bienestar de la población va más allá de esas meras cifras.
Todo lo anterior ha sido un considerable atentado a la masificación de la participación, esto en respuesta ante la falta de un sentimiento de pertenencia y de respeto a lo que cada persona puede contribuir, pero que pocas veces se toma realmente en cuenta.
Siguiendo las palabras del informe de la PNUD, “La Democracia en América Latina”, en la sección “El desarrollo de la democracia en América Latina”, trata justamente que en nuestro continente hemos alcanzado la democracia electoral y sus libertades esenciales. Sin embargo, todavía estamos en proceso de alcanzar una democracia de ciudadanía, la cual es la que nos permite pasar de electores a ciudadanos.
La democracia hace a la vida, es mucho más que un régimen de gobierno. Es más que un método para elegir y ser elegido. Su sujeto, más que el votante, es el ciudadano.
Haciendo referencia a lo recién señalado, me atrevo a hacer una pregunta:
¿Se ha sido plenamente coherente con el discurso, y con el trabajo?
Esta es una pregunta que deberían efectuarse día a día quienes representan a la comunidad, a quienes se les delegó el poder de todos, y que pocas veces se detienen a analizar que es lo que verdaderamente los electores, o correctamente indicado, los ciudadanos anhelan: que sean escuchados, respetados, pero ante todo, valorizados, por lo que son, personas, y no meros seres que importan para las elecciones.
Siempre es necesario tener presente que se debe ser responsable con lo que se dice y se hace, pero ante todo creer en quienes se representa y la razón para tomar dicha responsabilidad.

Rosario Valenzuela.

No hay comentarios: